jueves, 9 de octubre de 2008

Detrás de las sombras de una enfermedad

Por Celina De Francesco
Mi recorrido por el mundo de las entrevistas de trabajo, comentarios de amigos, compañeros y familiares, me llevaron a pensar (o repensar) la figura idealizada de la mujer de hoy en día.
Una de las cosas que más me llamó la atención fue cuando en un momento de mi vida, luego de hacer una llamada telefónica para lograr una entrevista de trabajo con una empresa muy conocida en Argentina, me pidieron que me presentara en persona.
Luego de un sinfín de preguntas que parecían trilladas y hasta fuera de contexto, el entrevistador me dio la mano y me dijo con una sonrisa: “Bueno, por lo que veo, das con el perfil de la empresa, sobre todo porque buscamos buena presencia”. Con una mirada que poco tenía de inocente, me escaneó de arriba abajo y se despidió entrando en su oficina, dejándome atrás con un gran interrogante acerca de mis ideales sobre lo que debería ser una entrevista de trabajo “seria”.
Durante la entrevista, algunas de las preguntas se relacionaban directamente con mis hábitos alimenticios, estéticos y con todos los aspectos de mi vida personal.
Luego de esa experiencia un tanto desagradable, empecé a prestar más atención a lo que hoy día, la sociedad quiere imponernos a las mujeres de una manera que hasta resulta esclavizante.
Desde los locales de ropa que venden talles totalmente irreales, en donde las mismas vendedoras discriminan abiertamente a las chicas que no “encajan” en los talles que tienen (porque además, pueden arruinarles la imagen de marca), hasta las ilusorias publicidades sobre alimentos que “supuestamente” te ayudan a mantener la figura, la sociedad impone: impone enfermedades, que en las sombras parecen atravesar a miles de chicas que no pueden con el peso de la “mujer ideal”.
Anorexia. Bulimia. Enfermedades para algunos psiquiátricas o psicológicas, para otros emocionales. Todos las miran y las analizan sacándolas del contexto principal en el que surgen: como enfermedades sociales.

En Rosario, no existen centros de rehabilitación gratuitos para el tratamiento de la bulimia y la anorexia. Hasta hace poco ALUBA (Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia), era uno de los centros más importantes que contenía a chicas con este tipo de problemas. Por complicaciones financieras, ALUBA Rosario tuvo que cerrar sus puertas, para dejar atrás a centenares de chicas que hoy sufren en secreto la vergüenza de una enfermedad social que las consume de a poco. Y qué paradójico suena que ahora en el mismo lugar en el que se situaba la institución, hayan levantado un Spa y centro de estética (para “mejorar” el cuerpo).
Son más y más los casos que surgen entre nosotros, a escondidas, de estas horribles enfermedades. No son solo las adolescentes y jóvenes que caen en este abismo de desnutrición disfrazada. Cada vez son más las niñas pequeñas (y estoy hablando de 9 años en adelante) que comienzan a mirarse a sí mismas y no pueden ver lo que la televisión, las muñecas Barbies y el mercado consumista hoy les dice cómo tienen que ser.
Hoy predomina el reino de la imagen. Por todos lados encontramos revistas, propagandas, e imágenes que nos aturden con la obsesión de la belleza extrema.
Es casi espeluznante ver cómo se han creado páginas específicas que dan fórmulas a las jóvenes que quieren mantener su figura a costa de estas enfermedades.
“Toma una cucharada de vinagre antes de comer, absorbes menos grasas; teje, borda, dibuja, limpia la casa, mantente ocupada; cuando veas a alguien comiendo algo rico, piensa que tú eres superior y que no vas a engordar; cuando estés sola, debes masticar las cosas mil veces antes de tragar, así sabrás que se te hará más fácil vomitarlo después, pruébate la ropa que te queda chica, te va a dar más fuerzas para seguir...”.*
Estos son algunos de los consejos que aparecen en las páginas “ProAna” (a favor de la anorexia) y “ProMia” (a favor de la bulimia) instando a las chicas a adquirir estos trastornos alimenticios como si fuera lo más normal del mundo. Las mayoría de estas páginas (mayormente blogs) hacen alusión a las chicas con estas enfermedades como “princesas” e incluso hablan de la anorexia y la bulimia como el “camino a la perfección”.
El Estado parece mirar hacia otro lado al tratarse de este tipo de enfermedades. La semana pasada, el padre de Marisol Colombero, una rosarina que padece anorexia desde los 12 años, se paró frente a Tribunales en forma de protesta para denunciar el traslado de su hija a la institución psiquiátrica de Oliveros, donde se llevan los casos mentales aparentemente “perdidos”.
Los profesionales que discuten y debaten el tema, dicen que es imposible tratar un caso de bulimia o anorexia en forma aislada. “Se necesita de un grupo interdisciplinario de gente capacitada que se dediquen específicamente a tratar estos casos” dice la nutricionista Milena Belittieri, Licenciada en Nutrición en la UCEL (Universidad del Centro Educativo Latinoamericano) quien también acota que “es increíble ver la cantidad de especialistas en nutrición afectados directamente por esta enfermedad. ¿Cómo se trata a un paciente que padece de anorexia cuando los mismos profesionales la sufren?”.
Después de ver y entrar en este submundo, me queda la impresión amarga de vivir en medio de una sociedad que decide no prestarle atención a este tipo de problemáticas hasta que les toca vivirlas en carne propia.
Las enfermedades como la bulimia y la anorexia, surgen en medio de la sociedad, pero son ignoradas por la misma. ¿Hasta qué punto habrá que llegar para que alguien se dé cuenta de la gravedad de las cosas?
Enfermedades aparentemente ocultas… o tapadas.
El mundo sigue… y miles de jóvenes mueren a causa de este gigante imparable, que para colmo, está amparado por una sociedad egoísta que tira a matar.
Para finalizar, dejo un video de una publicidad extranjeraque intenta conscientizar sobre la terrible realidad de la anorexia y la bulimia.
Y la lucha… continúa.
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