domingo, 5 de octubre de 2008

La canción sigue siendo la misma

Buenas melodías y escasas novedades es lo que nos depara Dig Out Your Soul, el septimo disco de estudio de la banda inglesa Oasis, el cual será editado mundialmente mañana, 6 de octubre, tras tres años de silencio discográfico.


De barderos, drogones y pendencieros, a los hermanos Gallagher es difícil empardarlos. Casi a la par de su fama como banda que devolvió el antiguo brillo al rock ingles en la década de los ’90 tras largos años de predominio norteamericano, creció el fulgor mediático acerca de peleas, borracheras, insultos hacia otras bandas y toda clase de desvaríos que cimentaron su oscura leyenda. Pero, cabe reconocerlo, al mismo tiempo se hace difícil imitarlos en lo que respecta a ese complejo y perdido arte de crear canciones memorables, esas gemas que con una brillante simpleza se perpetúan en la cultura mundial, joyas trabajadas con paciencia de orfebres, y sensibilidad pop. Y aun cuando la estrella de Oasis se vea opacada durante estos últimos años, cada nuevo disco de los hermanos macana es recibido con particular expectativa alrededor del globo. Algo que se repite en este caso con Dig Out Your Soul, cercano a estar en las bateas en las próximas horas.

¿Y de que trata este nuevo disco del combo ingles? Básicamente, y sin plantearnos exigencias muy demandantes, tiene todo aquello a lo que Noel, Liam y compañía nos tienen acostumbrados, ni mas, ni menos. Melodías beatlescas dueñas de un brillo efímero pero potente, guitarras ásperas que simulan la ya mítica Wall of sound (Pared de sonido) que patentara el legendario Phil Spector en la década de 1960, ruido, arrogancia, orgullo ingles. Cualquier persona que escuchara este disco sin tener noción de su origen, estaría tentado de referirse a esta placa como un gran álbum, pero no. No es este el caso. En el trayecto que va desde los dos primeras y magistrales placas que los lanzaron a la fama mundial, Definitely Maybe, y (What’s The History) Morning Glory, a este presente de aburguesamiento musical, y perdida de los primeros planos, algo se perdió. Todo se encuentra en su lugar, todo suena como se supone que debería sonar, pero se extraña en demasía la frescura de entonces, el verdadero signo distintivo de la banda por aquellos años, el cual aparece aquí en cuentagotas. Y esto opaca inevitablemente el resultado final de una placa que, sin embargo, se deja disfrutar.

Como dijimos, todo esta en su lugar. Las guitarras distorsionadas, la voz sobradora de Liam, las métricas y los arreglos sutiles de Noel, el sólido acompañamiento del resto de la banda, esas melodías que pujan para entrar en nuestra memoria colectiva, tales como Waiting For The Rapture y I’m Outta Time, pero mas allá de esto, el disco peca en repetirse en formulas ya remanidas, cayendo en baches difíciles de remontar. No hay cambios, no hay sorpresas, todo se denota tan correcto como el devenir diario de una oficina cualquiera: Correcto, pero sin vuelo. Esto marca a fuego esta producción de Oasis, la cual, sin embargo, tiene sus cositas a destacar, a saber: Las melodías que compone Noel, que continua inoxidable en esto de plasmar el pulso pop de la época; el sonido, logrado, y muy limpio, a pesar del ruido reinante; los temas ya mencionados, y la estabilidad que logro la banda, luego de años en los que predominaron los cambios de integrantes.

En suma, es un buen disco, más allá de que ya nada revolucionario podamos esperar de la banda, la cual parece haberse sumado al panteón de los grandes grupos que se contentan con sacar un disco cada tres años, como excusa perfecta para salir de gira, y continuar con el afán recaudatorio. Lo cual, sin embargo, nos deja a las puertas de un show que presumimos sublime, si es que el grupo llega a nuestras costas otra vez. Como diría el viejo refrán, no todo esta perdido.


Vídeo del primer corte del nuevo disco, The Shock of Lightning.



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