jueves, 20 de noviembre de 2008

Inventar es mirar distinto, encontrar nuevos sentidos.

La Isla de los Inventos, en Rosario, es un espacio donde los niños junto a los adultos y por que no los adultos solos pueden pintar, leer y hasta fabricar objetos, entre muchas otras actividades. Un salvavidas que te brinda el juego como herramienta de aprendizaje y de apropiación del espacio público.

Por Luisina Sabino


La Isla de los Inventos fue inaugurada por la Municipalidad de Rosario en septiembre de 2003, y es la tercer parte del tríptico de la infancia compuesto por el Jardín de los niños y la Granja de los niños, todo esto enmarcado en el proyecto municipal de La ciudad de los niños que se sostiene desde 1996. La isla es un lugar para ser visitado por contingentes escolares pero principalmente apunta, por lo menos es estos últimos años, a ser visitado por todo ciudadano que quiera vivir la aventura de develar sus distintos recorridos.

La isla no fue pensada como un centro cultural, ni como un taller de plástica. La misma fue pensada para que los chicos y los grandes aprendan jugando, lean, escriban, dibujen, coloreen, fabriquen objetos, piensen, pregunten, respondan e inventen, tal como su lema lo dice: “Entre chicos y grandes”.

Los andenes de la estación


La Isla de los Inventos está emplazada en la vieja Estación Rosario Central, construida en 1870. El proyecto se condice y articula junto a políticas municipales en materia de infancia y de apropiación del espacio público, en este caso apropiarse a través del juego. A un nivel macro es parte del proyecto Ciudad de los niños, que en una nota anterior dí a conocer.

La isla es un lugar destinado a todos los ciudadanos. Sin embargo, son pocos los adultos que recurren solos a este lugar. Según los coordinadores, esto puede deberse a que socialmente, el juego sigue siendo visto como un dispositivo para chicos. De todos modos, el adulto que conoce la isla por primera vez gracias a un niño, vuelve quizás sin la necesidad de ellos.

En el 2003, fue inaugurada con una exposición interactiva llamada “Trenes de agua y barcos de riel". Los trenes, pero sobre todo los barcos dieron a Rosario la fisonomía que la hizo merecedora del seudónimo de “Chicago argentina”, debido al florecimiento de los burdeles, la mafia y el rufianismo. En la actualidad la isla cumplió 5 años desde su apertura y fue festejado como de costumbre con muestras y shows de teatro con artista especialmente invitados.


Módulos y espacios.

Las actividades con las cuales nos podemos encontrar llaman la atención e invitan a reflexionar, ya que por ejemplo sobre un piso negro, hay unos senderos hechos con piedras grises que transmiten frialdad. Este lugar es el modulo llamado “La palabra clandestina” y se trata de un “Homenaje a los que sufrieron persecución, cárcel o muerte por motivo de sus palabras o acciones”. La consigna es retirar las piedras y desocultar las escrituras que hay debajo para luego, con esas mismas piedras, construir una “instalación sensible” con la finalidad de recordar.


También existe el modulo “Palabra y diseño”, este espacio facilita la creación y diseño con la forma en el espacio. Se proporcionan herramientas y materiales para la invención y creatividad por parte de los concurrentes.

En la “Palabra y arte”, a través de diferentes dispositivos se logra sujetar las palabras con el arte, logrando: imaginar, inventar, explorar, construir, fabricar, crear, conceptualizar, secuenciar, transformar, figurar, diseñar, comunicar.

El espacio infinito es una oportunidad imperdible de reflexionar acerca de los sentidos y el tiempo. Está destinado a centrar la atención sobre las experiencias de percepción del mundo a través de los sentidos y sobre las formas de generación del pensamiento, el desarrollo de las ideas y los medios de apropiación de los saberes. Es un lugar de reflexión sobre el conocimiento humano mediante experiencias sensoriales a través de dispositivos lúdicos (visuales, auditivos, olfativos, táctiles), y ejercicios de comprensión.

También se encuentran “Las fábricas”, allí con serruchos, lijas y pinturas se elaboraban autitos de madera. La idea es poder lograr un concepto de producción colectiva en el trabajo en una fabrica, aquí los niños trabajan con papeles que hicieron otros y, al mismo tiempo, saben que otros van a jugar con los papeles que hicieron ellos. Esto se debe a que la idea de la isla es crear un espacio de convivencia donde las personas se integren y puedan construir con el otro algún objeto.
La palabra isla, en el imaginario, es la promesa de salvación en un naufragio, la Isla de los Inventos es un lugar desconectado a propósito, en contraposición a aquellas escuelas que cerraban sus puertas a la realidad de todos los días, negando el entorno circundante. La isla es un punto de encuentro e intenta aportar un ámbito de convivencia y espacios de integración, como herramienta de la construcción y la democratización del espacio público.

Es un espacio que llama a la reflexión, al pensamiento, a la pregunta, a las inquietudes y a los temores. La Isla permite que los chicos puedan ampliar el abanico de respuestas y no trabajar desde la linealidad de pensar al niño como un reservorio de información que hay que llenar y rellenar.

El eje temático es la belleza y el cruce de de lenguajes, la isla propone inventar involucrando al cuerpo, al igual que los inventos, oliendo, tocando, escuchando.


Un recorrido por las isla

Desde la dirección de la isla, les interesó pensar un espacio que se aleje completamente de la estética del mundo del consumo pero que se aproxime a una mirada posible como a la de “Alicia en el país de las maravillas”.

Un lugar para crecer. Un sitio para aprender.
Un espacio para participar.
Un territorio de búsqueda y creatividad.
Una usina de inventos y nuevas ideas.
Un desafío para la imaginación.
Un puente entre la escuela y la ciudad

En la Isla de los inventos querrás perderte para encontrarte. Y recuerda: “La madurez del hombre es haber recobrado la seriedad con la que jugábamos como cuando éramos niños”. Nietzsche









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